Tantas son las personas en las que podemos confiar, tú sabes quienes son y en donde están, pero ¿qué pasaría si empezaras a confiar en ti?; luego de sufrir ciertos acontecimientos o eventos, dejamos de confiar en nosotros y en las personas que se vieron involucradas, al punto de empezar a decir que “no se puede confiar en nadie, es algo riesgoso y que todo resulta siempre igual al confiar”, sin embargo hay muchísimas personas en las cuales hemos depositado nuestra confianza y ellos en nosotros, y que sabemos que jamás nos dejarían caer y de eso suceder, nos ayudarían a levantarnos, nos respetan tal y como somos, nos quieren tal y como somos, jamás se apartarían por ser como somos.
En definitiva, confiar es creer en nosotros, en nuestras potencialidades, nuestra inteligencia, nuestra voluntad y amor, y que somos capaces de lograr, de alcanzar todo lo que nos propongamos; todo esto germina desde nuestro interior, y así debe permanecer esa motivación; quienes buscan esta confianza y motivación de forma extrínseca, buscando el reconocimiento, ser alabadas o aduladas por otros, se establece una relación de poder que nos vuelve dependientes y debilita, hace perder la confianza cuando el aplauso de los demás ya no está. Por eso la confianza es un trabajo que se debe realizar con entusiasmo y paciencia, desde lo interior, desde uno mismo, considerando y valorando las capacidades ajenas a las nuestras, para conocer las posibilidades y alcances, las limitaciones y proyecciones.
Confiar en en ti, en tu esencia, en quien eres, en nuestras propias opiniones, decisiones, sentirnos atractivos, valorados, evitando comentarios o quejas inútiles, manteniendo la asertividad, permiten generar autoconfianza, esta permitirá establecer lazos o estrechar los existente con las personas que nos rodean, si confiamos en nosotros mismos, se genera una rata vibratoria que perciben los demás y así, las personas comienzan a confiar también en nosotros, y es obvio, ¿cómo exigir confianza si nosotros mismos no la tenemos?; contrario a esto, el dudar, el cuestionamiento, nos llevan a ser sumamente cautelosos restándonos espontaneidad, y en consecuencia, que seamos vistos pocos fiables. Realmente confiar en uno mismo y en los demás permite derrumbar muchas barreras, abrir puertas y ventanas, construir puentes que puedan permitir transitar la “vida plena de esperanza y metas realizadas, con la seguridad de un sentido auténtico de la existencia lleno de seres que saben de dónde vienen y hacia dónde van, con el corazón abierto al cambio y a la recepción del latido compañero.”
Confiar es: “Saber que nos tenemos aunque no nos pertenecemos, que puedo estar contigo y sentirme feliz, y saber que en tu ausencia percibo la poderosa energia de tu presencia.”
Referencias Bibliográficas:
Sambrano, J., (2014), “Resiliencia: Transformación Positiva de la Adversidad”, Caracas: Editorial Alfa.
Confianza en sí mismo, es el centro que nos mantiene firme ante cada adversidad
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